Me levanté, ocho de la mañana.
Bueno, ocho de la mañana, y algo, jamás he sido muy puntual.
Tomé desayuno, hice la rutina preparatoria, y salí, abrí la puerta de la reja, pasé, la cerré. Simple rutina, un algoritmo cíclico cada 24 horas, con restricción a que el día no fuese sábado o domingo, mecánica. Caminé los diez metros que significaban el trayecto hasta la salida del pasaje en el que vivo, esperé, el perro de siempre me acompañó esos diez minutos, en los que el viento helado me afirmaban que había tomado la decisión correcta al abrigarme. Hasta que apareció la micro correspondiente (de hecho, es la única que pasa por ahi, y justamente la que me sirve), me subí, le dije "buenos días" al chofer, le pagué y le indiqué hacia dónde me dirigía, con lo cual supo qué tarifa cobrarme, ¿resultado? no hubo vuelto, como siempre. Normal. Dí unos cuantos pasos, para sentarme donde siempre; el segundo asiento de la columna de la izquierda, al lado de la ventana, lugar raramente ocupado, dado que vivía cerca de la estación de buses y prácticamente llegaban vacíos cuando los abordaba.
Saqué mis audífonos, los desenredé, es increíble cómo se enredan tanto con tan solo guardarlos en un bolsillo, bolso, mochila, etc, comencé a escuchar música, y me dediqué mientras a echar un vistazo a la serie de paisajes de todos los días, las casas, los árboles, las zonas rurales, y sólo algunas veces, una vaca, que supongo siempre es la misma (he escuchado en las cercanías a una oveja, pero jamás he dado con ella), la cancha, el supermercado Ekono (aunque parece más, que un supermercado, una tienda un poco más grande de lo normal), más casas, y así un sin fin de casos peculiares. Escucho música casi aleatoriamente, siempre es así, la primera media hora de viaje, luego miro, y veo que ya estamos en la calle "1 Norte" (creo que así se llama), pienso "mierda, ya llegaré, comenzará la siguiente rutina y aún hay un par de canciones que quiero escuchar", por primera vez, todos los días; jamás calculo y premedito una serie de canciones específicas, siempre a última hora, llegamos a la parte en que aparece el río, creo se llama "Magra-Magra", o sino no sé, escuché eso de una compañera, pero también lo vi rayado en una pared, y con el tiempo creo entendí también es el nombre de una pandilla local, allí comienzo a adelantar las canciones en el reproductor de música para llegar a la que quiero, llego, la escucho, pero recuerdo otra, llego al reloj de flores, famoso ícono de la ciudad, queda poco, adelanto, y escucho sólo la parte que más me gusta de alguna canción, el puente,, el Jumbo, la parada en donde antes me bajaba, el servicentro, adelanto, apreto play, adelanto, apreto play, aún con desilución, guardo todo en la mochila, me levanto, doy como tres pasos para llegar con el chofer, decirle "aquí, por favor", se detiene, unos más se bajan junto a mi de la micro, avanzo hacia el paso peatonal.
Y entonces ingreso a la siguiente rutina, veo la hora, 10:12 am
Mierda, estoy atrasado.
Otra vez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario