Bueno, se acaba el año escolar, el cual es el último (como ya he dicho miles de veces, en diversas entradas anteriores). Y esto se hace ver en los más sentimentales.
Jamás volverás a ver cinco días a la semana a ese amigo querido, a quien conoces desde los diez años, ni molestarás al otro, ni charlarás con ése de ahí, y olvídate del nerd, todo se acaba. Y para enfatizar esta faceta del adiós, en mi plan* decidieron hacer una actividad última que involucraba a todos; un acto, tipo farandulero, vídeos con fotos de algunos del plan, acompañadas de una canción que se refiriera al adiós, completos, una canción cantada por una amiga, que canta bastante bien, y palabras de varios referentes a qué vivieron durante esos dos años que ya pasaron, y tal como dicen, pasaron volando. Y sí, varios comenzaron a llorar, incluyendo a los dos profesores principales del plan, pese a que uno sólo estuvo el año pasado con nosotros.
Fue emotivo, lo admito, e incluso, pese a que no soy muy bueno para llorar, casi lo hago, y digo casi porque alguien lo arruinó, alguien que quedará como la inspectora de nuestro piso; estábamos ahí, en una sala, llegando probablemente al final de la actividad, el hecho de que un compañero comenzara a llorar mientras decía unas palabras igual me contagió la tristeza, y ya sentía ese cosquilleo extraño que uno siente cuando sabe que no falta mucho para que algo salga de tus ojos, y recorra tus mejillas como gotas, que no sabes si borrarlas de inmediato, o dejar que sigan su camino hasta la base de tu cara.
Mas justo entonces, entró el personaje, que si bien no odio y en parte comprendo por qué lo hizo, y con un acento enojado nos dijo que necesitaban la sala, que otro curso la requería, que la actividad tenía un horario y listo, después de la hora término todos debían irse. Sí, formalidad, era obvio que a ella, como encargada del piso, le iba a llegar el reto porque extendimos el tiempo (y de hecho, le llegó), pero igual... Considero inadecuado y hasta fuera de lugar poner tiempo límite a algo así; estás emocionado, quieres que el momento dure, que no se olvide fácilmente, pero justo te dicen a la oreja que esa gran actividad, en la que hay muchos entrando al llanto, tiene que seguir una pauta preestablecida, y que deben seguir una agenda, y que se acabó, y debes retirarte de la sala.
Así que, adiós lágrimas; mágicamente las que estaban brotando de mis ojos, se devolvieron y desaparecieron. Me retiré con un gusto agrio en la boca por el momento interrumpido, y me largué. No, a llorar no.
Hoy fue algo parecido, pero más generalizado; todos los cuartos medios se reunieron para despedir a todos los profesores, sólo que hoy ni siquiera me dio ese cosquilleo logrado el día anterior. igual fue bonito, había torta, champaña, bebidas Bilz & Pap, y los amigos de harto tiempo. Algunos ya estaban medios 'lagrimientos', otros aprovechaban para despedirse de algún profesor, a 'r' no le gustó la torta, habían varios tomando fotografías de grupo, entre muchas otras cosas.
Asímismo supongo el día próximo de tener que ir a la escuela, será algo parecido, o quizá aún más sentimental, quizá ahi llore, o quizá no. Globos, gritos, cantos tanto de curso, como de plan, como de generación, como de año. Se termina una fase, para entrar en una más grande, que nos enseña de lo que realmente trata todo este viaje raro. Creo que igual, por una parte, debe de ser así, para que quienes más adoran esta etapa, se queden con un bonito recuerdo de lo que fue.
*Estamos divididos por planes, además de cursos; si bien correspondemos a un curso (4° medio "inserte letra", por ejemplo), también pertenecemos a un plan, que es como un segundo curso, ya que pasamos la mitad de la horas de clases ahí, con distintos compañeros, a los cuales nos terminamos acostumbrando.
Ni sé por qué hago eso del asterisco, creo que dejaré de hacerlo.
2 comentarios:
"Porque un amigo es una luz, brillando en la oscuridad", con esa se pusieron a llorar mis compañeros en segundo cuando nos separamos en humanistas, biólogos, matemáticos, administración y alimentación. En cuarto no me acuerdo si lloraron, yo por lo menos quería que se acabara lo más luego posible.
Roberto:
Eso ocurre a menudo; varios de mis amigos y compañeros sólo esperan a que todo se acabe. Y admito que a veces pienso eso también, aunque entremezclado con la nostalgia típica.
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