Me voy de la ciudad, eso es ya casi seguro, así que comenzamos a despojarnos de lo prescindible, primeramente la idea era botarlo, que el camión de la basura se encargara de todo eso que quedaba en el pasado. Y tras ver lo que había reunido, pues sí era harto; zapatillas viejas, juegos de mesa que jugaba cuando era niño, que estaban recubiertos en polvo sepultados en un armario, un sistema Dolby 5.1 que dejó de funcionar y al final nunca me preocupé de mandarlo a arreglar o algo así. Era inquietante, saber que tantas cosas pude haberlas botado hace tiempo ya, pero en vez de eso estaban ahi, haciendo espacio.
Eso sí, de repente llegó la idea: vender todo lo que se pudiera en la feria, vamos, que hasta podía vender mi uniforme escolar, total ya jamás lo volvería a usar. Salí bastante tarde rumbo a la feria más cercana, con unas bolsas cargadas, y allí llegué a instalarme con una mantita a quedarme un par de horas ahi.
Igual no me fue de lo mejor; ingresos evaluados en algo por ahi de diez lucas, unas zapatillas, el gran santiago, que varios niños querían, y cuando vieron que lo habían comprado ya (lo compró un "vecino de feria"), decidieron irse por su hermano híbrido, el monopolio (que jamás siquiera llegué a jugar), pero al menos fue un primer día, quizá vuelva a ir, quizá, el calor fue insoportable, yo cacho que sin el quitasol hubiera muerto a pleno sol por unas cuatro horas.
Ahi conocí más como eran las cosas ahi; me agradó como varias personas estaban bien familiarizadas por ser frecuentes de ese lugar, tanto como vendedores como clientes, había confianza en el lugar, de repente mi "vecino de feria" iba a darse una vuelta, y me pedía de buena manera que le cuidara el puesto, lo mismo ví ocurría a menudo entre toda la gente ahi. Eso sí, siempre que él iba a dar una vuelta, se llevaba su celular touch que era la sensación del lugar; todos preguntaban por él, y al oír el precio se retiraban con cara de "y una rebajá?". La gente era agradable, o al menos la mayoría, y eso me cayó bien, bastante bien.
Al menos yo estaba acostumbrado a la desconfianza (o quizá a mi me tocó toparme con gente desconfiada), pero esto sinceramente cambió mi manera de ver a la gente, aún así no seré un inocente, mas creo que ya soy más confiado que antes.
Así que igual valió la pena ir.
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